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Danny, sexto expulsado por la dirección en toda la historia del programa

La gente se casa por diversos motivos. Muchos lo hacen por amor, otros por no estar solos, por tener hijos o incluso por tener beneficios fiscales. La cuestión es que nosotros no juzgamos esos matrimonios. Simplemente los aceptamos y si deben naufragar: se divorcian, se disuelve la unión y se acabó. Con los concursantes de Gran Hermano pasa exactamente lo mismo. Los hay que entran por el premio, otros por vivir la experiencia, otros por popularidad y otros para ganar el máximo dinero posible. Cada uno tiene sus motivaciones y nosotros, en realidad, no las juzgamos porque tan legítimo es ir para ganar el premio como vivir la experiencia. Nosotros al final, lo que juzgamos es lo que hacen ahí dentro y si lo que hacen no nos gusta, nos dejamos nuestros SMS (por el que nos cobran 1,45 euros) y lo expulsamos. Huelga decir que para mí Danny ha montando un teatrillo a su alrededor bastante cutre. Desde el principio se notaba que él no iba ahí para jugar, sino para hacerse popular, poder hacer bolos e incrementar su presencia en el mundo de la noche. No es el único concursante que ha tenido similares motivaciones para entrar, aunque él ha sido muy descarado. Solo tenía interés económico, e incluso para rentabilizar al máximo su paso, llegó a proponer a su novia que realizara un Interviú, o dos si se daba el caso. Lo importante era que pudiera sacar buena tajada durante el tiempo que durase la popularidad.

El teatro que ha montado Danny ha sido muy evidente porque muchos lo hemos ido viendo desde el inicio del concurso. Algunos incluso dudaron del acercamiento que éste tuvo con Susana, y sus sospechas parecían cumplirse cuando vimos a Eva en tetas en la revista con un titular que rezaba: «La venganza de la novia de Danny». Morbo en estado puro, propiciado por el dj, alentado por la novia y en parte promovido por la dirección cuando la invita a entrar en el juego de un modo oficial (y por tanto, firmando con Telegenia para llevarse un porcentaje de las cosas que haría a la ya popular pareja). Por eso sigo diciendo que la única perjudicada sigue siendo Susana, quien de verdad se encariñó de Danny y vio como entraba Eva para romper la dinámica que habían tenido hasta la fecha.

Pero si lo de Danny ha sido un teatrillo, lo de Gran Hermano para expulsarle ha sido otro para poder echar carne en el asador y ganar la audiencia de la competida noche del lunes. Hacía falta pólvora, dinamita y que explotara. Fuegos artificiales de múltiples colores para llamar la atención. Primero fue la entrada de Eva, después su expulsión, luego la llegada de los gemelos, el retorno de Dodo y la falsa expulsión de Kristian… Y anoche fue la expulsión disciplinaria de Danny, la salida de Dodo, la expulsión de Iván, la llegada del falete de GH14… Fue simplemente un argumento más, sin importar si las razones que tenían para hacerlo eran sólidas o no.

Por supuesto que la Señora Milá y la dirección pueden hacer con el programa lo que les salga de los cojones. Están en todo su derecho como nuestro es si decidimos verlo o no. Hay que tener cuidado con saber medir la soberbia porque a veces pueden salir reacciones que no se imaginan… pero ¿por qué digo todo esto?

Punto uno: se acusa a Danny de decir a un medio que iba a entrar en la casa de Gran hermano, desvelando por tanto su condición de concursante. Danny explicó que se trataba del medio local para el cual trabaja y que la entrevista se publicó una vez él dentro. Dicho esto yo no veo el delito por ningún lado, sobre todo si la entrevista ve la luz cuando él ya está participando en el concurso. Ante todo se ha cuidado de no desvelar la identidad de los futuros habitantes, por lo que no hay mal. Además, esta dichosa entrevista ¿Cuándo vio la luz? ¿y se le expulsa ahora, un mes después?

Punto dos: se acusa a Danny de haber querido montar un negocio con Eva. Pero no es la primera vez que familiares y amigos hacen negocio paseándose en platós y revistas. Eva ha enseñado las tetas, pero en GH10 la familia de Iván Madrazo se paseó por Sálvames y Ana Rosas para sacar sus trapos sucios a relucir. Hemos visto a padres defraudados, amigos traicionados y amantes despechados arrimándose a la sombra de algunos concursantes y nutriendo así la parrilla de telecinco. Es lo malo de Gran hermano, que no es un simple concurso de tirarse a una piscina. Genera contenidos, polémicas y todo adquiere importancia. El fallo de Danny es ser consciente de eso y querer utilizarlo en su beneficio propio.

Es parecido a lo que pasó con Feroz y Flor, pero con una pequeña diferencia que a su vez la hace grande. Feroz y Flor fueron expulsados por hacer un montaje con el único objetivo de ser polémicos y después poder pasearse por televisión vendiendo una mentira. Se les echó por no ser de verdad. Aquí podemos decir lo mismo, o al menos creerlo, cuando Danny ya acuerda previamente con Eva la necesidad de explotar al máximo su estancia, y podemos decir que la «presunta» mentira está en el acercamiento con Susana… Pero, ¿acaso no hubiera sido más polémico que se hubiera liado con ella? Puestos a buscar controversia, lo lógico hubiera sido eso. Como dije, es como feroz pero menos soez. Pero ¿todo ha sido mentira? La respuesta es no. Había algo de verdad, la única perjudicada: Susana. Ella se ha acercado al dj por iniciativa propia, porque de verdad le gustaba… A ella le dio igual que él tuviera novia. Eso fue real y por tanto solo podríamos ver a un cutre actorillo que quiere hacerse famoso a toda costa, fama que logra aumentar cuando el programa, ávido de polémicas para levantar la audiencia, decide meter a Eva en el juego. Por lo que, ¿quién es el verdadero responsable? Y luego no hay que olvidar que Danny ha estado nominado dos veces y no ha sido expulsado por la audiencia, pese a ser testigos de todo lo que él ha estado haciendo.

Mi conclusión es sencilla. Celebro que Gran hermano se haya puesto las pilas y esté dándonos galas moviditas y llenas de contenido, alejada de las estructuras soporíferas que nos dios durante las tres primeras. Estamos completamente pegados a la pantalla las cuatro horas que dura y eso es digno de admirar. Pero, seamos francos, Danny ha sido una «víctima» de la estrategia agresiva que ha cogido el concurso durante estos días. La competencia es muy dura y como dije en mi post del 28 de febrero, Gran hermano debe renacer o morir. Parece que me escucharon porque han abierto una segunda casa, están entrando nuevos concursantes que prometen, hay expulsiones masivas para quitarnos la morralla e incluso están promocionando los contenidos de la casa con un «Ultima hora» de lunes a viernes en la propia cadena principal… ¡¡Pero!! Si analizamos el caso de Danny, no ha sido tan grave como lo han pintado. Su condición de concursante no fue desvelada antes de entrar, sí una vez dentro pero entonces ya no era relevante. Su montaje fue cutre y simplón, lo que hiciera Eva no es de la incumbencia del programa (hasta que la invitan a participar) y en vista de lo evidente que era todo, debían haber dejado la decisión de expulsarle o no a la propia audiencia. Ayer le echaron… pero no por infringir gravemente las normas, sino para hacer un 18,9% de share. Lo han conseguido. Ayer ganaron a las piscinas… pero ¿y el próximo lunes?